IMÁGENES REALES
Las imágenes se han multiplicado exponencialmente durante todo el siglo XX y el comienzo del XXI. Ahora forman parte de nuestra realidad cotidiana. Físicamente: en las vallas publicitarias, en las pantallas de los ordenadores, en libros y diarios. Mentalmente: ya no sabemos distinguir lo que realmente hemos visto en un momento determinado, de las imágenes que grabamos o que nos grabaron de aquel mismo momento. Los recuerdos de infancia son el ejemplo más evidente: ¿quién de nosotros puede asegurar que cierta escena corresponde sólo a lo vivido y no a lo que grabaron los familiares?
Al contrario de lo que se suele decir no vivimos en un mundo virtual sino en un mundo real tramado de imágenes reales. Es justamente porque las imágenes son concretas y presentes en nuestro día a día, porque forman parte de nuestra realidad de una manera tan extendida y masiva, que producirlas y manipularlas tiene siempre un valor social y político. Equivale, en otras épocas, a la decisión de sembrar trigo en lugar de maíz, y de poner o no abono en los campos. O de especular con ellos. Podía acabar habiendo hambruna o, al contrario, comida suficiente para todos .