POÉTICA
La película nace de un flechazo con el libro de Albert García Espuche, La Ciutat del Born, y se alimenta de la urgencia de las preguntas que queremos hacerle a nuestros antepasados.
Preguntas de todo tipo, muchas de ellas dictadas por la actual crisis – que no es sólo económica -, otras por esa sensación de libertad y de angustia a la vez que nos da a menudo nuestra manera de vivir.
¡Vivimos en un mundo sin paracaídas y es lógico preguntarnos desde donde estamos saltando!
Nuestros tres personajes – y todos los secundarios – viven, aman, hacen sus negocios, luchan siempre con la sensación de estar explorando un mundo nuevo cuyas reglas no acaban de conocer. Hacen hipótesis, lo intentan, a veces les sale bien y otras no. Cómo nosotros.
La película es intimista: no me he interesado por los grandes relatos épicos, sino por la realidad cotidiana, donde todos nosotros vivimos nuestras esperanzas, nuestros cálculos y nuestras angustias. En las bambalinas de la historia, donde nuestros antepasados como nosotros se preparaban – o los obligaban – a salir a escena.
La película acompaña a los personajes en estos momentos de duda o de éxtasis cotidiano, en el que uno se queda en el umbral de casa con las llaves en la mano pensando en su amante, preocupado por el curro o por la salud de un amigo. En esos momentos en los que finalmente decide tomar un camino u otro y algo nuevo, especial, hermoso o triste empieza ese día.
Born se llama así, con el nombre que indica el barrio y evoca “nacimiento” en inglés, para subrayar el viaje al origen que propone: porque en esas décadas decisivas del final del siglo XVII y comienzo del siglo XVIII hemos nacido nosotros, los individuos que somos: autónomos, libres, críticos, angustiados, desconfiados con el poder pero sometidos al dinero. Y los tres personajes, cada uno a su manera, atraviesan ese cambio legándonos comportamientos, amores y trabajos.
La sintaxis de Born es discontinua, porque discontinuos somos nosotros y porque hay cosas que no sabemos (no sólo de la historia, sino de nosotros mismos): he querido ser sincero con el espectador.