Urbanizar la Red

un trabajo de

Claudio Zulian

Juanjo Ordinas

para

Acteon

Febrero de 1996


La ciudad y la red

Para los antiguos indoeuropeos la palabra woikos indicaba a la vez el poblado, sus casas y sus calles, y la comunidad que lo habitaba. Como en castellano y en catalán ahora: pueblo, poble.

La ciudad (del latín civitas, también ciudad y comunidad de ciudadanos) encarna la comunidad y su organización, erige templos en su centro como centrales son las prácticas rituales, o murallas dentro y fuera de su territorio siguiendo las líneas de los conflictos. No hay calle que no se inscriba en el paisaje según el carácter de la comunidad.

La urbanización, la creación y la mutación de la urbe se mueve en esa amalgama: organización de la sociedad, organización del territorio. Imaginaciones, conflictos y transformaciones transitan por el conjunto de las tierras reales e imaginarias.

Ha habido muy a menudo una sutil tergiversación (en nuestros días, por ejemplo): una vez construido el palacio o tendido el cable, por la voluntad de una comunidad que los tuviera por eje, se afirma que toda comunidad tiene esa forma: el palacio en el centro, el cable en alguna precisa trayectoria de sus entrañas.

Incluso redes muy antiguas como los ferrocarriles o el teléfono, no son ni de lejos tan globales como piensan los que las utilizan normalmente.

Entre las últimas redes, Internet no es físicamente, ese espacio homogéneo que imaginan muchos de los navegantes. Tiene un gran eje central que une Europa y Estados Unidos, y unos ejes menores que unen las capitales de occidente. Africa es un gran agujero.

Esto no es sin embargo una crítica a Internet: las calles no son malas por no llevar adonde debieran.

Pero una comunidad que se imagina a sí misma, imagina un trazado de calles para su ciudad y un tendido de cables para sus ordenadores.

Una primera dimensión de la urbanización de la red es la construcción física de un tendido de cables que encarne la organización y la fantasía política de la comunidad.

Las carreteras, los canales, las ondas y los cables dibujan una figura sobre la piel de la tierra. Esa figura se puede leer y reconocer: son los rasgos de la comunidad.

Y la comunidad puede saberse a sí misma en ellos.

Pero los rasgos son también medios. Por carreteras, canales, ondas y cables circulan tabletas de arcillas, piedras esculpidas, mercancías, papiros, electrones. Y por ellos imágenes, signos.

Las imágenes y los signos representan a la comunidad, a sus deseos y a sus conflictos. Por eso es tan común que por las redes circulen imágenes de las redes: la sociedad se mira en ellas y las reproduce como signos. El recorrido inverso también se hace, por lo menos a partir de una cierto momento: el signo es el plan de urbanización, el mapa de la ciudad y de sus redes. Cuerpo de los dioses, orden del cosmos.

El juego de reenvíos entre la sociedad y su imaginación de sí se desdobla. La sociedad construye el espacio según su imaginación y el espacio así construido realimenta esa imaginación; pero el espacio construido también se vuelve signo y como tal, en sus autónomas transformaciones, realimenta la imaginación y la organización del espacio.

Muchos espectáculos muestran ese doble círculo: en las plazas de la Florencia renacentista se representaban obras de teatro que tenían a la propia Florencia como fondo de escena, pero una Florencia idealizada, una Florencia-signo.

En la TV los norteamericanos ven del mismo modo el paisaje de sus ciudades (y nosotros en cambio sólo vemos el paisaje-signo de las ciudades norteamericanas). Así espacio real y espacio imaginario están ligados en un doble circuito.

Los procesos de creación, crecimiento y mutación de espacios e imágenes no se pueden separar: por la red circula la imagen de la red y la red es una imagen de la comunidad que se imagina en ella.

Urbanizar la red es también encontrar esa imagen de la comunidad-ciudad en el espacio imaginario de la red.

El espacio virtual de la ciudad-signo ha habitado durante un tiempo sobretodo las plazas, continuándolas en el espacio físico de la plaza misma o en el espacio construido ad hoc de los teatros. La plaza ofrecía también el espectáculo de las mercancías: cosas a menudo destinadas a volverse signos. Mercado y teatro se han extendido a partir de la plaza -a veces por vías separadas otras veces por los mismos medios- y han colonizado todo el espacio de la ciudad. Con la televisión han entrado además en las casas.

El espacio real de la ciudad ha pasado a tener un doble espectacular y virtual tan extenso como él.

Sin embargo aunque el espacio virtual de la televisión recubre todo el espacio urbano, tiene un textura profundamente diferente. El espacio por el que circulan los programas televisivos es un espacio muy centralizado, con unos pocos polos de producción/emisión rodeado por un territorio de recepción pasivo y homogéneo. En este sentido el espacio de las transmisiones televisivas (como antes el de la radio y el del cine) representa un máximo de diferencia entre el espacio virtual y el espacio real de la metrópolis, este último heterogéneo y multicéntrico.

Las redes de comunicación informática parecen abrir la vía a una reterritorialización del espacio virtual. De hecho, ahora mismo las referencias territoriales son mucho más evidentes en Internet que en cualquier programa de la televisión. Las "home page" y los "buscadores" tienen muy a menudo referencias territoriales específicas (mapas, planos, maquetas en 3D).

En esta reterritorialización del espacio virtual se vuelven a poner todos los problemas de una verdadera urbanización. La colonización del espacio virtual y su abandono como cosa pública es tan injusta como el abandono del espacio real de la ciudad.

Urbanizar la red quiere decir entonces aprovechar el cambio de paradigma técnico y la reconfiguración del espacio virtual de la ciudad para asegurar en él vitalidad,coherencia,sentido y justicia.

En el espacio virtual urbanizado los ciudadanos podrán alojar sus signos en las casas virtuales construidas en los lugares acomodados para ello, y naturalmente acoger o hacer circular signos de otros. Como en cualquier ciudad libre nunca se cerrarán las puertas.

Las características físicas de la urbanización de la red

Es posible que utilizando las línea telefónicas (Infovía) se pueda llegar a una total capilaridad del acceso. Aún así la necesidad de nudos-servidores y de conocimientos específicos siempre marcará una asimetría tanto en el acceso como en la distribución. Hay que definir donde estarán esos nudos, que potencia tendrán y a quién servirán.

Por otra parte la fibra óptica ofrece un acceso de mejor calidad, hay que decidir por lo tanto quién la utilizará.

En suma: ¿Cual es el tendido de cable y la distribución de los nudos de la ciudad que imaginamos?

La característica principal es la conexión entre aquellos elementos de la ciudad que están separados o tienen dificultades de comunicación.

Ciñiéndonos a lo que es estrictamente cultural la conexión tendría dos ejes que se cruzarían en varios puntos:

Las características simbólicas de la urbanización de la red

Utilizando la figura de la ciudad real se pueden definir algunos elementos simbólicos de construcción -plazas, estatuas, edificios- y poner a disposición de los ciudadanos otros como elementos de construcción para urbanizar el espacio virtual.

En esta urbanización virtual caben las informaciones y los accesos a los museos y bibliotecas. Pero el entorno virtual tiene un diseño general que refleja la imagen de la ciudad (diseño de páginas como plazas, con hot points que permiten accesos varios; maquetas tridimensionales de la ciudad como manera de guiar el usuario en el complejo documento hipertextual).

La imagen simbólica de la ciudad permite al ciudadano tener una imagen de la red y del territorio en el que esa red está implantada (el que él habita).

Un vez definido el plan urbanístico general, se pueden hacer encargos a algunos artistas o arquitectos para que dibujen plazas y partes de la red.

Se puede también definir un kit de construcción de casas virtuales en las que los ciudadanos (a definir a que nivel: instituciones, asociaciones, individuos...) alojarían sus propios signos, sus links, los signos que más les puedan interesar de otros, creando espacios conviviales característicos.